Este estudio analiza los tipos de riesgo de los mentorados para analizar su impacto en la relación con el mentor y en los efectos de la relación.

Los resultados de la mentoría social demuestran el impacto positivo que esta tiene en los mentorados y, sin embargo, pueden variar de forma abismal entre jóvenes, programas o mentores. Por ejemplo, aunque se sabe que aquellos mentorados que empiezan el programa con bajo nivel académico, dificultades sociales y/o de comportamiento en general se benefician menos de la mentoría, no está claro hasta qué punto estas características impactan en los resultados. Tomando de base literatura previa sobre la materia, los autores de este estudio partían de las hipótesis que los tipos de riesgo asociado a los jóvenes afectan de forma negativa la calidad de la relación con el mentor y la duración de esta, pero que características específicas del mentor pueden mitigar ese efecto.

El análisis principal en el cual se basan los resultados del estudio parte de la situación previa a la mentoría de los jóvenes de riesgo, 565 estudiantes de entre 9 y 14 años, y la de los mentores. Las medidas que se crearon para medir el riesgo en jóvenes son:

  • Riesgo ambiental: incluye factores de gran impacto (la encarcelación de uno de los padres, una muerte reciente en la familia…) y la ocurrencia de determinados hechos en los últimos seis meses (mudanza, cambio de escuela, relación terminada recientemente).
  • Riesgo de comportamiento: medido del 0 al 3 a partir de tres factores principales: resultados académicos, problemas de comportamiento y uso de drogas o alcohol.

Con relación al mentor, se evaluó:

  • Eficiencia percibida: a partir de 19 indicadores, los mentores debían evaluar su propia capacidad para desarrollar el papel de mentor.
  • Actitud frente a los jóvenes: a partir de una serie de preguntas cerradas (por ejemplo: “¿dirías que los adolescentes de tu comunidad respetan a los adultos?”).
  • Relación previa con jóvenes: por ejemplo, haber participado en programas de voluntariado, de tutoría, campamentos de verano… pero no de mentoría.
  • Experiencia previa en mentoría.
  • Objetivos del mentor: Se dividieron los objetivos del mentor en tres tipos: de desarrollo personal (cuando su objetivo era ayudar al mentado a sentirse mejor consigo mismo, o convertirse en amigo suyo), instrumental (mentoría enfocada a la mejora académica) y enfocada en mejorar las relaciones del mentor con las personas de su entorno.

El objetivo era determinar qué tipo de riesgo impactaba qué tipo de resultados, y si las características del mentor influenciaban positivamente, y el estudio confirmó algunas de las hipótesis, aunque no todas. En general, jóvenes que sufrían de riesgo ambiental y de comportamiento eran menos propensos a tener una relación de calidad y duradera con su mentor, pero más específicamente, las conclusiones más interesantes son:

Jóvenes con riesgos ambientales tienen relaciones más cortas con su mentor, mientras que aquellos con riesgos individuales (de comportamiento) tienen relaciones más largas pero menos satisfactorias.

Mentores con un mayor grado de eficiencia percibida y experiencia previa (no de mentoría) con jóvenes son capaces de mitigar los efectos negativos del riesgo ambiental y su efecto en la duración de la relación.

Jóvenes con riesgos de comportamiento asignados a mentores con experiencia previa (no de mentoría) se muestran más satisfechos con sus mentores que otros mentorados con su mismo riesgo de base.

Contrario a lo que se esperaba, los mentores con experiencia previa en mentoría resultan en un mayor número de jóvenes insatisfechos que aquellos mentores sin experiencia.

El objetivo del mentor al empezar la mentoría tiene un gran impacto en los resultados: jóvenes con mentores cuyo objetivo era ayudarles en su desarrollo personal o en mejorar sus relaciones están mucho más satisfechos con sus mentores, mientras que las relaciones con mentores con un objetivo instrumental fueron mucho más cortas.

Fuente: Raposa, E.B., Rhodes, J.E. y Herrera, C. (2016). The impact of youth risk on mentoring relationship quality: Do mentor characteristics matter? American Journal of Community Psychology, 57(3-4), 320-329.

SMILE ofrece simultáneamente los resultados de una evaluación de un programa de mentoría escolar y las herramientas necesarias para que coordinadores monitoricen y analicen el impacto de sus programas.

La iniciativa SMILE (Study of Mentoring in the Learning Environment) se dedica a analizar los resultados de programas de mentoría en entornos escolares, con el objetivo de usar el conocimiento extraído para reclutar a los mentores más apropiados para estudiantes de colegios e institutos. Los resultados que presentamos corresponden a un estudio basado en datos aleatorios a gran escala de un programa de apoyo y de mentoría de baja intensidad a jóvenes de entre 10 y 18 años, de una durada aproximada de 3 meses con una media de 8 encuentros.

El estudio evaluó el impacto del programa en 516 estudiantes de 19 centros educativos, en los que se incluyeron los equivalentes a escuelas de primaria, de institutos de la ESO y de bachillerato. Todos estudiantes tuvieron, por parte de la asociación Communities in Schools of San Antonio (CIS-SA), acceso a todo tipo de servicios de apoyo (orientación escolar, tutoría, etc.), pero solo 252 contaron, además, con un mentor/a adulto/a. La mayoría de mentores fueron de origen latinoamericano (54%), mujeres (73%) y estudiantes de la universidad (70%). Los mentores fueron seleccionados por CIS-SA en negocios locales, universidades, espacios de militancia y organizaciones locales. No se les ofreció ningún incentivo, pero recibieron una formación previa al programa. Posteriormente a cada encuentro con el mentorado, el mentor debía rellenar un informe realizado por SMILE disponible para imprimir en su página web.

Para evaluar los resultados se midieron 21 indicadores: conectividad con el entorno (escuela, profesores, compañeros y compañeros de origen distinto al propio) mediante la escala Hemingwayautoestima (global, en el presente, en el futuro, percepción de los compañeros, la escuela, o la familia, y autoestima física), habilidades sociales (empatía, asertividad, cooperación y auto-control), apoyo social (amigos, familia) y esperanza y pertenencia.

Pasados ocho meses desde el inicio, las parejas del programa de mentoría se habían encontrado una media de 8 veces, y habían durado aproximadamente 3 meses. Estos estudiantes tuvieron, en comparación con los jóvenes que sólo contaban con los servicios de apoyo de CIS-SA, mejores resultados en todos los indicadores, pero solo en cuatro casos de forma significativa y sistemática:

  1. Unión con los compañeros
  2. Autoestima global
  3. Autoestima en el presente
  4. Apoyo recibido por parte de los amigos

Un análisis más profundo, por género y por escuela, indicó que aquellos que habían recibido un impacto más positivo del programa eran los niños en escuelas de primaria y las chicas de instituto. Por otro lado, se encontraron algunos efectos negativos, aunque no importantes, en chicos de mayor edad y en niñas de primaria.

En definitiva, este análisis es interesante más allá de los resultados del estudio, puesto que SMILE pone a disposición de los coordinadores de programas de mentoría las herramientas necesarias para evaluar resultados, y para poder monitorizar la mentoría a lo largo de del tiempo de relación: Desde la escala de connectividad, a las hojas de informe para mentoreso las actividades para mentores y análisis de resultados.


Karcher, Michael. (2008). The Study of Mentoring in the Learning Environment (SMILE): A Randomized Evaluation of the Effectiveness of School-based Mentoring. Prevention science: the official journal of the Society for Prevention Research. 9. 99-113. 10.1007/s11121-008-0083-z. https://bit.ly/39rlQq0

A raíz del positivo impacto que tiene la mentoría comunitaria en los jóvenes mentorados, cada vez más escuelas se suman a programas de mentoría para asignar mentores a sus alumnos.

Entre los beneficios demostrados de la mentoría comunitaria destacan la reducción del uso de drogas y alcohol, la mejora de las relaciones entre padres y jóvenes y entre jóvenes y sus compañeros, y una mejor asistencia y actitud frente a la escuela. Es de lógica, pues, que escuelas e institutos quieran implantar programas de mentoría en sus propias instituciones, para que aquellos estudiantes con más dificultades tengan a alguien que les guíe en su vida social y académica. El estudio que aquí presentamos son los resultados de una evaluación de diez agencias de Big Brothers Big Sisters (BBBS) sobre programas de mentoría escolar (los encuentros son en la escuela) desarrollados en un total de 70 escuelas. De los 1.139 jóvenes que se apuntaron, a una mitad le fueron asignados mentores, y la otra (en lista de espera) sirvió para comparar el impacto de la mentoría.

Resultados principales de la evaluación:

  1. Cada programa participante en el estudio tenía un funcionamiento y estructura distinta, puesto que se adaptaron a las necesidades de las escuelas (número de estudiantes, edades, tipología de dificultades…) y de los voluntarios.
  2. Los programas de mentoría escolar no son ni un programa de tutorías, puesto que solo un 9% de los mentores citaron la mejora académica como su objetivo principal, ni programas de mentoría social comunitaria (en los programas de comunitarios se crean lazos más profundos entre mentor y mentorado y su impacto alcanza más ámbitos que el escolar).
  3. Los programas de mentoría escolar participantes en la evaluación, tuvieron una mayor participación de mentorados en riesgo de exclusión, respeto a la media: La mayoría de esos programas se llevaron a cabo en escuelas en vecindarios de renta baja y este hecho hizo quese alcanzaran más jóvenes en riesgo que en los programas comunitarios. Además, estos programas también estaban abiertos a todo tipo de voluntarios, por lo que atrajeron a un grupo significativo de jóvenes en institutos y en la universidad.
  4. Se registraron mejoras académicas en los mentorados a final de curso. Sin embargo, no se registró ningún impacto en las áreas que afectan la vida fuera de la escuela: ni un menor uso de drogas o alcohol, ni una mejora de la autoestima o relación con las familias.
  5. Un curso escolar no es suficiente tiempo para tener un impacto positivo. Se debe pensar en programas de más larga duración y tener en cuenta que después de las vacaciones de verano muchos estudiantes cambian de escuela o pasan al instituto.
  6. Cuanto más larga y más profunda es la relación, mayor impacto tiene en los mentorados. De hecho, una mala relación o una relación débil con el mentor resulta en un impacto negativo en el mentorado. Es crucial, pues, que se trabaje para mejorar la calidad de estas relaciones.
  7. Los mentores y mentorados que se mantuvieron en contacto durante las vacaciones de verano tuvieron una relación más larga y de mejor calidad.
  8. Actualmente se hace poco uso de las ventajas que representa tener en la escuela, una agencia BBBS para preparar y hacer seguimiento de los mentores: existe una relación entre la preparación y formación de mentores/as y el impacto positivo que las relaciones que establecen con su mentorado/a tiene sobre el mismo/a.
  9. El coste de desarrollar un programa de mentoría en las escuelas es significativamente inferior al de uno comunitario, aproximadamente mil dólares al año por estudiante.

En definitiva, los autores del estudio concluyen que a pesar de que la mentoría en escuelas presenta ventajas importantes, como el hecho de que alcanza a más jóvenes que cualquier otro programa, que tienen un impacto positivo en los resultados académicos y que cuenta con más voluntarios, todavía necesita mejorar en varios aspectos. Especialmente, en mejorar la calidad de la relación entre mentor y mentorado, a través de programas más largos y que proporcionen un mayor apoyo a los mentores. Hasta entonces, es importante valorar hasta qué punto es efectivo desarrollar esos programas escolares, a sabiendas de que los de base comunitaria tienen un impacto más favorable en los mentorados/as y garantizan relaciones de mayor calidad.


Fuente: Herrera, C., Grossman, J.B., Kauh T.J., Feldman A.F. & McMaken J. (2007). Making a Difference in Schools: The Big Brothers Big Sisters School-Based Mentoring Impact Study. New York: Public/Private Ventures. Disponible en: https://www.issuelab.org/resource/making-a-difference-in-schools-the-big-brothers-big-sisters-school-based-mentoring-impact-study.html

¿Duran más las mentorías con una relación más estrecha entre mentor y mentorado?

La calidad de la relación entre mentor y mentorado es un factor clave en cualquier mentoría y múltiples estudios demuestran que, para que los efectos de una mentoría sean más positivos y perduren a largo plazo, tanto el mentor como el mentorado deben valorar esa relación positivamente. Sin embargo, a pesar de que existe una herramienta de medición de la calidad de la relación desde el punto de vista del joven (YsoR, Youth Strength of Relationship), hasta el momento no existía una equivalente para los mentores. Los autores del estudio, a raíz de un encargo de la organización Big Brothers Big Sisters (BBBS), han diseñado una modificación de esa escala para medir la valoración del mentor de su relación con el mentorado: la MSoR.

Este estudio sirve pues, por un lado, para investigar las propiedades psicométricas de ese nuevo instrumento que evalúa las percepciones del mentor sobre la calidad de la relación, y por otro, para determinar el potencial de la escala MSoR para predecir la duración de la relación de mentoría.

Con ese objetivo, se usaron los datos de 85 agencias de BBBS con programas de mentoría comunitaria desarrollados en todos los Estados Unidos. Se midieron los indicadores de aquellas relaciones que existían desde hacía por lo menos 12 meses (para poder evaluar sus resultados) y que habían completado el cuestionario SoR administrado 3 meses posteriormente a su inicio: en total, 5.222 parejas. La edad media de los jóvenes mentorados era de 11,5 años, y el 57% eran chicas. De esas relaciones, 1.294 contestaron la encuesta también 12 meses después, cuando la relación todavía era activa.

El método principal de medición fue la escala de calidad de la relación (SoR), que en esta nueva versión cuenta con cuatro apartados, dos dirigidos al mentor y dos al joven:

  1. Mentor SoR – Factores afectivos
  2. Mentor SoR – Factores logísticos
  3. Youth SoR – Factores positivos
  4. Youth SoR – Factores negativos

Los mentores debían valorar hasta qué punto estaban de acuerdo con las 14 afirmaciones de la encuesta, que cuenta en el primer apartado con frases como “Mi mentorado y yo tenemos intereses comunes” o “Me siento cercano a mi mentorado”, y en el segundo con “Ser mentor es un compromiso mayor de lo que pensaba” o “Me cuesta encontrar ratos para ver a mi mentorado”. Por otro lado, los jóvenes mentorados debían valorar afirmaciones como “La relación con mi mentor es muy importante para mí” o “Mi mentor me da buenas ideas para solucionar problemas”. Una relación detallada de los factores y su impacto en la puntuación final de la escala puede encontrarse en el estudio publicado. Otros puntos que se tuvieron en cuenta para la evaluación fueron las características del mentor, el mentorado, y la relación entre los dos (por ejemplo, si eran del mismo género, o de la misma etnia), el calendario de encuentros, la durada de la relación, y otros métodos estadísticos.

Los resultados del estudio demostraron que había una correlación entre la puntuación de la MSoR y la YSoR, tanto la realizada 3 meses como 12 meses después del inicio de la relación. Y lo que es más importante, se pudo demostrar que hay una relación significativa entre el resultado de las dos modificaciones de la SoR y la duración de la relación entre mentor y mentorado. El estudio sugiere que la evaluación precoz (3 meses posterior al inicio) puede ayudar a identificar aquellas relaciones con riesgo de terminar antes de tiempo, lo que permitiría a la agencia intervenir para proporcionar el apoyo necesario para que eso no pase. Del mismo modo que la duración de una relación se usa de indicador de efectividad de un programa de mentoría, la puntuación de la SoR puede predecir los beneficios que el mentorado va a extraer del programa. Dentro de la escala MSoR, aquellos factores que resultaron tener menos impacto sobre la duración de la relación son los relativos a la logística (la práctica de programar los encuentros), y los que más, los factores afectivos: Aquellos mentores que se sienten más cercanos a sus mentorados, están más dispuestos a mantener la relación con ellos, e incluso superar obstáculos para hacerlo.

NOTA: La escala MSoR se ha utilizado como base para el seguimiento y monitorización de relaciones a través de una version específica de la app y red social Messagenes, que la Coordinadora de Mentoría Social, junto con la Universitat de Girona, ha desarrollado.  Con la recopilación semanal de datos basados en la MSoR, los coordinadores/as de los programas tendran la informacion necesaria para orientar las acciones sobre cada relación y anticiparse a posibles problemáticas.


Fuente: Rhodes JE, Schwarts SEO, Willis MM & Wu MB. Validating a Mentoring Relationship Quality Scale: Does Match Strength Predict Match Length? Youth & Society; 2014. Disponible en: http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0044118X14531604

En los Estados Unidos cada vez hay más programas de mentoría dirigidos a jóvenes de riesgo, pero: ¿Cuál es el impacto de estos programas?

Puesto que los beneficios sociales, académicos y personales de la mentoría han sido demostrados repetidas veces, es natural que se busque servir a aquellos jóvenes que más pueden beneficiarse de ella. Sin embargo, se sabe poco sobre el impacto que los programas de mentoría tienen en los jóvenes de riesgo, y de si sus efectos difieren de los de la media. Con el fin de proporcionar evidencia de ese tipo, la Fundación Bill & Melinda Gates encargó una evaluación externa de programas de mentoría dirigidos a jóvenes de riesgo.

Este artículo presenta los resultados de tal evaluación, basada en la monitorización del diseño, implantación y conclusión de siete programas desarrollados en el ámbito de la comunidad dirigidos a jóvenes de riesgo. Específicamente, el estudio analiza a fondo, mediante múltiples encuestas y observaciones, la historia de cada uno de los mentorados y sus mentores, el tipo de relación que se ha formado, el apoyo que se les ha ofrecido y los beneficios que se han derivado. De ese modo, se espera proporcionar datos prácticos que servirán a la hora de crear programas y políticas sociales, y que ayudarán a elegir el programa más adecuado en cada caso.

Perfiles de riesgo

El tipo de riesgo en el que puede encontrarse una persona se divide, en este estudio, entre riesgo ambiental, aquel relativo a las circunstancias externas del joven (como la pobreza familiar o el barrio en el que vive), y riesgo personal, es decir, el que se refiere a su comportamiento, funcionamiento social o académico y a su salud. Con estos datos se ha divido a los jóvenes en cuatro perfiles distintos:

  1. Jóvenes en situación de riesgo ambiental y personal (de alto riesgo)
  2. Jóvenes en riesgo personal bajo, pero ambiental alto (de mayor riesgo)
  3. Jóvenes en riesgo personal alto, pero ambiental bajo (de mayor riesgo)
  4. Jóvenes en situación de poco riesgo ambiental y personal (de riesgo)

A partir de esta clasificación se ha podido analizar si el perfil de riesgo tiene algún impacto en los resultados del programa. En total se inscribieron para participar 1.310 jóvenes de entre 8 y 15 años, de los cuales 57% pertenecía a una minoría étnica, dos tercios venían de una familia monoparental, y dos quintos pertenecían a una familia con ingresos medios anuales inferiores a 20.000 dólares.

Variaciones en la relación entre mentor y mentorado

La relación entre mentor y mentorado se considera el factor más importante para que una mentoría sea efectiva, y en ese caso fue valorada a partir de tres factores:

  1. proximidad de la relación,
  2. si la relación ofrecía al mentorado oportunidades para crecer y aprender, y
  3. si el mentor tenía en cuenta los intereses y opinión del mentorado.

Casi tres cuartos del total de mentorados reportó tener una relación positiva con su mentor. Sin embargo, prácticamente la mitad de los mentorados había experimentado un cambio de mentor a mitad del programa. En la mayoría de esos casos la relación había sido terminada por los mentores, que habían ofrecido como motivos más comunes que “el joven no mostraba interés” (33%), y que “el joven no parecía necesitar un mentor” (17%). Solo en el 10% de los casos la razón dada fue que las necesidades del mentorado eran demasiado graves. Significativamente, no se encontró ninguna conexión entre la duración de la relación y el perfil de riesgo del menor. Sin embargo, sí que se notaron diferencias entre las razones por las que terminaba la relación dependiendo del tipo de riesgo del mentorado.

Beneficios de los programas

En el seguimiento realizado 13 meses después del inicio del programa, se encontró evidencia del impacto positivo del programa en el bienestar emocional y psicológico de los jóvenes. En particular, los jóvenes que habían sido mentorados mostraron, respecto a los que no, menos síntomas de depresión, más aceptación por parte de sus compañeros, más expectativas positivas respecto a su futuro escolar, y mejores notas. A partir de la agregación de varios indicadores, también se confirmó un cambio positivo general en los jóvenes mentorados. Sin embargo, no hay suficiente evidencia que confirme el impacto académico o social de los programas.

Es importante notar que los beneficios del programa no variaron de forma significativa en los jóvenes dependiendo de su perfil de riesgo. Jóvenes de todos los perfiles obtuvieron beneficios del programa, y la única tendencia que destacan los autores es que la mentoría fue particularmente efectiva en jóvenes con mayor riesgo personal, pero sin riesgo ambiental.


Font: Herrera, C., Dubois, D.L. y Grossman, J.B. (2013). The Role of Risk. Mentoring Experiences and Outcomes for Youth with Varying Risk Profiles. New York: Public/Private Ventures. http://www.mdrc.org/sites/default/files/Role%20of%20Risk_Final-web%20PDF.pdf


Marco para el desarrollo de una mentoría: Interacciones y tipos de relación

Toda la literatura sobre el tema enfatiza que la eficacia de la mentoría depende principalmente de la calidad de la relación entre el mentor y la persona mentorada.

Sin embargo, también se ha encontrado que existe una conexión entre los resultados y la edad del mentorado, la localización de la mentoría, el género de los participantes y las expectativas de cada uno de ellos, además del contexto social del mentorado. Por ejemplo, una mentoría académica atraerá a jóvenes que tengan objetivos específicos en mente y que busquen que sus interacciones con el mentor sean provechosas, mientras que es probable que un niño o adolescente que forma parte de una mentoría escolar no quiera pasar el tiempo asignado con su mentor trabajando en tareas escolares y, por lo tanto, esa diferencia entre los perfiles de cada programa, se verá reflejada en los resultados.

Este artículo de Karcher y Nakkula analiza los tipos de interacción y de relación que existen entre mentor y mentorado, tanto para facilitar la evaluación de sus resultados como para determinar la tipología adecuada para cada programa.

Interacciones en la mentoría juvenil

Las interacciones son las actividades y discusiones específicas que tienen lugar cuando el mentor y el mentorado están juntos o se comunican. Los autores diferencian entre dos tipos

Interacciones centradas en la relación: el objetivo es establecer y mantener la relación. Se hace hincapié en las actividades de desarrollo personal y de habilidades, con el fin de ayudar al mentorado a conseguir algo que necesita, por ejemplo, la realización de los deberes escolares. Sin embargo, aunque se realicen actividades con una finalidad, el foco está en la relación entre el mentorado y el mentor, y en promover el bienestar de la persona mentorada.

Interacciones enfocadas a un objetivo: cuando el fin de una interacción es cumplir un objetivo específico, por ejemplo que el mentorado apruebe un examen o mejore su comportamiento.

Tipos de relación

Por otro lado, la relación es el conjunto de interacciones entre mentor y mentorado durante un periodo definido de tiempo, sea una hora, un mes, o un año. Algunos tipos de relación siguen una tendencia de evolución consistente, mientras que otras fluctúan. El tipo de relación viene definido por las interacciones entre mentor y mentorado, pero no tanto por el tipo de interacción como por el objetivo de esta.

De desarrollo: cuando las actividades se enfocan a establecer una relación y se centran en el presente, por lo que tienden a ser más dinámicas y entretenidas. Con el tiempo, puede evolucionar y centrarse en otros objetivos externos e incluso en el futuro -personal y profesional- del mentorado, pero el cambio será colaborativo, y no impuesto por el mentor.

Instrumental: desde el principio, este tipo de relación tiene un objetivo acordado previamente, por ejemplo, desarrollar una habilidad o aprender un oficio. Sin embargo, este tipo de relación también puede cambiar con el tiempo, y puede pasar de estar completamente centrada en el objetivo final a incluir interacciones personales.

Marco para el desarrollo de una mentoría: ¿qué tipo de mentoría se adapta a las necesidades de tu programa?

Los autores del estudio presentan un marco para mejorar la gestión de programas de mentoría.

Los autores de este estudio han establecido un marco que permitirá a los gestores de programas de mentoría establecer las claves de su programa y definir qué tipo de relación y de interacciones encaja más con sus objetivos. Para leer más sobre tipos de relación, dirígete a la primera parte de esta entrada.

El foco

El término “foco” hace referencia tanto a la estructura de la mentoría (si tiene un objetivo específico o si es abierta) como a los objetivos específicos de una interacción o grupo de interacciones. Existen dos variedades opuestas, aunque en algunos casos se pueden combinar:

  • Interacciones que cumplen un objetivo y tienen un foco específico, sea desarrollar una habilidad o, al contrario, asegurar el bienestar de un niño. Su efectividad es fácilmente demostrable.
  • Interacciones que se basan en establecer una relación entre el mentor y la persona mentorada, que tienden a impactar la autoestima y expectativas del niño.

El objetivo

Existe un objetivo subyacente en cada interacción: ¿a quién beneficia más o qué necesidades está cubriendo? La división que detectan los autores está entre aquellas cuyo objetivo sirve a los adultos (y al joven en el futuro), y es convencional, y aquella que sirve a los jóvenes en el presente y es más dinámica.

  • Si el objetivo es convencional, el resultado estará orientado al futuro y tendrá que ver con convenciones de la sociedad adulta, como por ejemplo ayudar a la persona mentorada a encontrar trabajo, a graduarse del instituto o a entrar en la universidad.
  • Mientras que si el objetivo es dinámico (divertido), estará más enfocado en el presente y en las prioridades actuales del joven.

En algunos casos el objetivo no cumple con las características específicas de ninguno de los dos grupos. Por ejemplo, si a pesar de ser un objetivo a largo plazo la interacción se lleva a cabo de forma divertida. En estos casos, tanto el foco como el objetivo no son tan importantes como la relación entre mentor y mentorado, puesto que la interacción se ha negociado entre los dos.

La autoría

Es decir, ¿quién ha definido el objetivo de la interacción y cómo se ha negociado? Este punto es importante porque el mentorado percibirá que la actividad es más o menos útil (y por lo tanto, se comprometerá más o menos con ella) dependiendo de si ha participado en su objetivo o no. No se trata tanto de quién propone el objetivo, sino de cómo se negocia la interacción que debe cumplirlo. Existen tres tipos:

  • Unilateral: cuando solo una de las dos partes siente que sus necesidades han sido cubiertas.
  • Colaborativa: tanto el mentor como el mentorado aportan sus ideas y el resultado satisface a los dos. Este tipo de interacción no podría llevarse a cabo si sus participantes no se hubieran interesado por las características únicas de la otra persona, puesto que la perspectiva de cada uno se ve afectada por la del otro.
  • Recíproca: existe un intercambio de opiniones y ambos se comprometen para que se cumplan los objetivos de cada uno de los participantes. Sin embargo, ni el mentor ni el mentorado sienten que han sacado lo que querían de la interacción, puesto que sus necesidades se han cubierto de forma separada.

Las diferencias en la estructura o marco de la mentoría que se pueden observar en esta entrada determinan el tipo de mentoría que se está desarrollando. Existen cuatro combinaciones posibles respecto a tipología de mentorías, y los autores del artículo diferencian entre aquellas efectivas, como la mentoría de desarrollo o la mentoría instrumental. Para descubrir más sobre estos tipos. consulta la entrada anterior


Fuente: Karcher M.J. y Nakkula M.J. Youth mentoring with a balanced focus, shared purpose, and collaborative interactions. New Directions for Youth Development. 2010; 126:13-32. http://www.michaelkarcher.com/School-based_mentoring_files/Karcher_10_TEAMframeworkNDYD.pdf

La Cumbre Nacional de Investigación sobre Mentoría de Estados Unidos se creó como iniciativa de la National Mentoring Partnership de los Estados Unidos para promover la investigación en este campo, y así proporcionar una base científica sólida para los programas de mentoría social.

Su última edición sirvió para determinar los problemas teóricos y pragmáticos que surgen en la promoción de una mentoría efectiva, y a la vez identificar aquellas áreas prioritarias de estudio.

A continuación presentamos las áreas prioritarias de estudio que se detectaron, con el fin de incrementar la base científica en la que se fundamentan los programas de mentoría:

Los nuevos formatos de la mentoría: Cada vez hay más tipos de mentoría, sea porque se realiza en grupos, entre compañeros (en vez de entre adulto y jóven) u online. Por esa razón, es importante evaluar la efectividad y coste-efectividad de cada uno de estos nuevos tipos de formato.

Crear una “guía de buenas prácticas”: El impacto positivo de la mentoría a largo plazo debería evaluarse de forma sistemática. A través de la comparación de resultados, sería interesante desarrollar una guía sobre buenas prácticas en cada una de las etapas de un programa.

Integración de la mentoría con otros programas y servicios: A menudo, la mentoría social se realiza dentro del marco de un programa social mayor. Sin embargo, existe poca evidencia sobre cuál es la mejor forma de integrar la mentoría con otros servicios para que sea más efectiva y maximice los beneficios del programa principal.

Estudiar la relación entre la mentoría y la mejoría académica: Aunque se ha establecido una relación entre una y otra, es necesario que se estudie de forma sistemática.

Mejorar el reclutamiento de mentores, su formación y su compromiso en el tiempo: A veces los programas de mentoría se encuentran con problemas para reclutar mentores, y la mitad de las relaciones mentor/mentorado se disuelven al cabo de unos meses. Debe encontrarse una solución estratégica a este problema.

Mentorías especializadas: Para aquellos jóvenes con necesidades especiales, los programas de mentoría tradicionales no son efectivos, mientras que las mentorías especializadas sí. Este tipo de mentorías a menudo carecen de base científica que garantice unos resultados positivos.

Entender mejor las variables de género, edad y etnia: Se ha visto que la mentoría no tiene los mismos beneficios para todos los jóvenes, y se necesita profundizar la investigación para entender cómo las características del mentorado afectan los resultados del programa y así adaptarlo de forma eficiente.

Entender cómo funciona la relación de mentoría: No existe suficiente teoría sobre de qué forma y hasta qué punto influencia el mentor a la persona mentorada. Este tipo de investigación es importante tanto para la efectividad de los resultados como para la formación y monitorización de los mentores.

Vincular práctica e investigación: Proporcionar mayor evidencia científica de su efectividad es una de las prioridades principales de la investigación en mentoría, al igual que el desarrollo de métodos y herramientas que faciliten la evaluación de los programas.


Fuente: DuBois D.L. y Rhodes J.E. Introduction to the special issue: Youth mentoring: Bridging science with practice. Journal of Community Psychology. 2006; 34(6):647-655. https://www.researchgate.net/publication/2276515

Entre los tipos de mentoría predominantes existen la juvenil, que suele llevarse a cabo con jóvenes en situación de riesgo, la académica, basada en el traspaso de habilidades y conocimientos, y la que tiene lugar en el trabajo, es decir, profesional. Un estudio llevado a cabo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Georgia analiza los resultados de estos tres tipos de mentoría con el fin de confirmar los efectos positivos de la mentoría en general y determinar si existen diferencias entre esas tres variedades.

Su hipótesis, basada en estudios previos, es que la mentoría, sea del tipo que sea, impactará a la persona mentorada positivamente en seis àmbitos, que se denfinen de la siguiente manera:

  • Comportamiento: rendimiento, comportamiento antisocial o retraimiento, capacidad de ayudar a los demás, desviación social.
  • Actitud: satisfacción y apego personal, actitud frente la escuela y expectativas profesionales.
  • Salud: abuso de sustancias, estrés psicológico, autoestima y percepción de uno mismo.
  • Relaciones personales: con los padres, hermanos o compañeros.
  • Motivación: motivación y participación social.
  • Carrera: reconocimiento profesional y éxito, desarrollo de habilidades.

Estos factores se han utilizado como variables para determinar tanto la efectividad de la mentoría como las diferencias entre los tres tipos. El análisis llevado a cabo se basa en los resultados de 112 estudios específicos sobre mentoría juvenil, académica y/o en el lugar de trabajo, en los que ni el mentor ni el mentorado sufrían ninguna discapacidad psicológica o física, la mentoría era individual y el mentor no era un miembro de la familia del mentorado.

Los resultados obtenidos confirmaron la hipótesis de mejora de los seis ámbitos. Una vez constatada, los autores del estudio analizaron las diferencias entre cada tipo de mentoría. Así, pudieron ver que, por ejemplo, la mentoría académica es la que más ligada está a la mejora del rendimiento del mentorado, o que tanto la mentoría académica como la juvenil tienen un impacto más significativo en la reducción del retraimiento social que la mentoría en el trabajo. El cambio de actitud es significativo en los tres tipos de mentoría, aunque destaca en el académico, y en cuanto a la mejora de la salud, los efectos detectados son similares en los tres tipos de mentoría, aunque es en los proyectos de mentoría en el trabajo dónde es más significativo.

En líneas generales, los resultados apuntan a que la mentoría académica tiene un mayor impacto en el mentorado que la mentoría en jóvenes, y que la mentoría en el trabajo se encuentra en un punto medio entre las dos. Sin embargo, los autores explican esta diferencia razonando que, a menudo, la mentoría juvenil se lleva a cabo en jóvenes con dificultades académicas o sociales, es decir, jóvenes que se enfrentan a retos complejos y de riesgo, y que sacan mayor beneficio de su mentoría si va ligada a otras actividades o programas sociales. Los autores del estudio también destacan el hecho de que, a diferencia de lo que se arguye en favor de la mentoría, el impacto que causa es más positivo en la actitud de la persona mentorada que en su comportamiento, puesto que el comportamiento se ve más afectado por factores sociales externos que la actitud.

Fuente: Eby T.L., Allen T.D., Evans S.C., Ng T. y DuBois D.L. Does mentoring matter? A multidisciplinary meta-analysis comparing mentored and non-mentored individuals. Journal of Vocational Behavior. 2008; 72(2):254-267.

Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2352144/

El Proyecto Ruiseñor busca promover la inclusión social, cultural y lingüística de los adolescentes de origen extranjero, a través de la mentoría de estudiantes universitarios. El proyecto parte de la Nightingale Mentoring Network, originada en la Universidad de Malmö, Suecia, y actualmente en España el Proyecto Ruiseñor se está llevando a cabo con éxito en diversas ciudades en las provincias de Barcelona, Tarragona, Girona, Gipuzkoa o Navarra.

Un proyecto de mentoría social de este calibre, con los beneficios que representa para los jóvenes respecto a su desarrollo emocional e incluso a sus resultados académicos, es todavía más rompedor cuando se aplica a jóvenes inmigrantes, un colectivo que generalmente se encuentra en situación de vulnerabilidad social. El pedagogo Jordi Feliu Gelis, de la Universidad de Girona, ha realizado este estudio con el fin de analizar con métodos cuantitativos los beneficios del Proyecto Ruiseñor.

Con ese fin, se diseñó y realizó un cuestionario a dos grupos de estudiantes de entre 10 y 16 años, que se pasó dos veces, a los inicios del curso escolar 2012-2013, y al final. El primer grupo estaba formado por los “estudiantes mentorados”: 19% en educación primaria y 81% en la ESO, 43% venían África, 30,7% de América Central y América del Sur, 16,8% de Asia y el 10% restante de Europa del Este. El segundo grupo, denominado “grupo de control”, contaba con estudiantes de características similares pero que no participaban en el Proyecto Ruiseñor.

Los resultados de la encuesta mostraron de forma significativa los beneficios que había aportado el programa a los adolescentes mentorados en los cinco ámbitos que se analizaron:

  • Integración en la escuela: los profesores llamaban menos la atención a aquellos estudiantes que participaban del proyecto, y estos interaccionaban más con sus compañeros.
  • Integración lingüística: a pesar de que todos los participantes tienen un nivel intermedio de catalán, aquellos que participaron en el proyecto utilizaron el catalán para socializarse en la escuela con más facilidad.
  • Integración sociocultural: los estudiantes mentorados mostraron más interés y conocimiento en la comunidad, a la vez que una mayor iniciativa para hacer actividades solos.
  • Aspiraciones educativas o de educación y expectativas: los estudiantes de ambos grupos mostraron aspiraciones académicas. Sin embargo, los estudiantes mentorados tenían más esperanzas de que se cumplieran, y más conciencia de que iban a tener que trabajar duro para conseguirlo.
  • Desarrollo emocional: los niveles de autoestima eran mayoritariamente positivos en ambos grupos, pero se registró una diferencia significativa en el grupo de mentoría al final del proyecto respecto al principio de este.

En definitiva, el análisis corrobora la evidencia sobre los beneficios del Proyecto Ruiseñor en adolescentes inmigrantes, por primera vez de forma cuantitativa y no cualitativa. Los responsables del proyecto en Girona creen que la clave de su éxito es que, a pesar de la complejidad de su organización, el objetivo del Proyecto Ruiseñor es simple: promover la inclusión social, lingüística y cultural de jóvenes de origen extranjero a través de la actividad voluntaria de estudiantes universitarios.

Fuente: Feu G, J. How an intervention project contributes to social inclusion of adolescents and young people of foreign origin. Children and Youth Services Review. 2015; 52:144–149.

Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.childyouth.2014.11.008

Investigadores de la Universidad de Illinois, Chicago, han realizado un estudio para evaluar cómo impacta el tipo de relación de mentoría en la vida del mentorado. El estudio toma como ejemplo relaciones de mentoría 1 x 1 surgidas de forma natural entre adolescentes y adultos de su entorno. El objetivo del estudio es aplicar las conclusiones a los programas de mentoría existentes, y a la vez desarrollar un método para evaluar su efectividad.

Para llevar a cabo los análisis se tomó información de la base de datos pública sobre salud adolescente (Add Health), centrándose únicamente en la información de aquellos jóvenes que habían respondido afirmativamente a la pregunta “¿Algún adulto ha marcado tu vida de forma positiva desde que tenías 14 años, exceptuando tus padres?”. En la primera fase, se analizó la relación de mentoría: el papel del mentor (si era profesional, informal o familiar), la frecuencia del contacto, la proximidad de la relación y la duración de la mentoría (en años). En la segunda fase, los autores aplicaron el conocimiento extraído sobre la relación de mentoría para determinar su impacto en los resultados “de vida” de los mentorados, específicamente en cuatro ámbitos: ámbito académico o del trabajo, ámbito del comportamiento, ámbito del bienestar psicológico y ámbito de la salud física.

Los resultados del estudio demuestran que las características de la relación entre el adolescente y el mentor afectan directamente en la vida del primero. Una de las conclusiones principales es que los mentores externos a la familia (profesionales e informales) se asocian con resultados más positivos tanto en la educación como en la salud física general, puesto que es más probable que introduzcan o promuevan actitudes y perspectivas alternativas a las que ya se conocen o practican. También se detecta una relación entre el hecho de tener mentores profesionales (en la mayoría de casos profesores u orientadores escolares) y tener un porcentaje de asistencia a clase mayor, además de un menor consumo de drogas y tabaco. Sin embargo, el bienestar psicológico (buena autoestima, satisfacción con la vida que se lleva, menos síntomas de depresión o de tendencias suicidas) no está asociado a ningún tipo de mentor específico, sino únicamente a la proximidad de la relación que se tiene con él. Cuanto más próxima es la relación del mentor con el adolescente (definida por la confianza, el sentimiento de empatía y una apreciación mutua), más querido y mejor autoestima tendrá el adolescente mentorado.

Con esa información, los autores del artículo buscan alentar la creación de mentorías tanto formales como informales con adolescentes, sin que eso signifique una sustitución de las relaciones de familia, sino más bien un complemento. También recuerdan que es muy importante subrayar a los mentores la necesidad de crear vínculos emocionales con sus mentorados, para poder tener un impacto positivo en su salud mental, e incluso en su comportamiento social.

Fuente: DuBois, DL & Silverthorn N. Characteristics of Natural Mentoring Relationships and Adolescent Adjustment: Evidence from a National Study. The Journal of Primary Prevention. 2005, 26(2). DOI: 10.1007/s10935-005-1832-4

Disponible en: https://bit.ly/2T6Sq8L